::portrait by pau roig::
MR
JORDI LABANDA
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Con más de veinte años de carrera ininterrumpida,
un éxito sobresaliente y presencia en prensa escrita, productos industriales y
toda clase de objetos, nuestro entrevistado es probablemente, uno de los
mejores retratistas de nuestra cultura. Nacido en Uruguay y residente durante
toda una vida en Barcelona, su mundo es hoy reconocible para casi cualquiera.
Ha pasado a formar parte de la vida de jóvenes y adultos a través de sus
ilustraciones tanto de lujo y glamour como de simples cotidianeidades. Con un
ritmo de trabajo frenético, nos deja un espacio para hablar de ilustración,
arte, nuestra época y su universo personal. MR Jordi Labanda.
De placeres, este, uno muy bueno. Y es que como
ilustrador, es siempre un pro charlar con otro ilustrador, y uno muy bueno.
Amable, atento y sutil, Jordi Labanda se ha caracterizado siempre por ser precisamente
eso, un pro, redundancias aparte. Si el talento tiene formación, él no forma
parte de aquello. Un autodidacta que a base de trabajo, mucha cultura y una
forma especial de ver el mundo, se convirtió en uno de los apetecidos por toda
clase de revistas, periódicos y productos que van desde libretas escolares
hasta coches, pasando por firmas de lujo, moda y accesorios. Lo invito a
conocer a Jordi, la persona detrás de una marca, enorme. Y huele a su apellido:
Labanda.
Hola Jordi, ¿Cómo estás?
Estoy muy bien, gracias.
¿En qué
andas últimamente?
Siempre ando bastante liado, los proyectos se
acumulan en mi mesa pero es una sensación que me encanta. Ahora mismo estoy
preparando el tratamiento para un video de I-D.
Cuéntanos de
ti. Sabemos todos que eres un ilustrador reconocidísimo, con muchos años de
trayectoria y que tu trabajo es prácticamente un ícono contemporáneo de la
cultura, pero quisiera ir más a Jordi que a Lavanda. ¿Quién eres?
Soy una persona muy sencilla a la que le gusta
disfrutar de lo bueno de la vida sin ostentación, en ese sentido soy más Jordi
que Labanda. De hecho eso es lo que me permite observar la sociedad que retrato
en mi trabajo sin implicarme demasiado.
¿Dónde
estudiaste dibujo y pintura? Sé que eres diseñador industrial. ¿Dónde
entrenaste la mano?
No estudie en ninguna escuela, soy totalmente
autodidacta. La mano se entrena con dedicación y disciplina… todo el mundo
debería saber dibujar. No entiendo por qué las personas nos expresamos
dibujando cuando somos pequeños y después perdemos esa habilidad, es como si al
crecer se nos negase la fantasía.
¿Qué te
gustó de la estética de los años cincuenta? Has hablado mucho de ello en todas
tus entrevistas. ¿Qué te cautivó de todo aquello?
Los colores, el buen gusto en el vestir, ese tono
kitsch que lo invadía todo…no se, supongo que también la idea absurda de que en
esa época todo era más naïf. Cuando empecé a leer a John Cheever entendí que
los años 50 estaban también llenos de basura, como cualquier época de la
humanidad.
¿Cómo
entiendes tú la ilustración?
Como algo bello, armónico. La ilustraci ón es una
manera de comunicar, no es arte por sí mismo sino que está al servicio de un
mensaje. Siempre es fruto de un encargo. Lo realmente bello es que a través de
un encargo comercial se pueda generar una obra tan buena que pueda ser
considerada como arte.
¿Cómo
comenzaste en toda esta industria? ¿Partiste primero en lo editorial o en lo
industrial?
Correcto, primero tuve clientes en el ámbito
editorial (periódicos, revistas) y luego empezaron a llegar los clientes
corporativos.
¿Piensas que
el hecho de ser uruguayo, afectó en algo tu visión de mirar el mundo y por ende
en todo lo que sale de tus manos?
No lo sé… lo que sí está claro es que mi primera
percepción de la estética 50’s la tuve en Uruguay siendo yo muy pequeño.
Recuerdo tener dos o tres años y fijarme en la estética de los frigoríficos, de
los coches o de las faldas de las señoras, los azulejos blancos y negros en el
suelo de la cocina…
Háblame de
Uruguay, ¿Mantienes contacto con tu país natal?
Sí. Todavía tengo parte de familia y amigos de mis
padres que viven allí y nos visitan con frecuencia en Barcelona. Además mi
padre viaja con bastante regularidad. En casa siempre estamos al tanto de lo
que pasa por allí.
¿Cuáles son
tus ilustradores o artistas de inspiración?
Andy
Warhol, Rene Gruau, Alex Katz, Jean Philippe Delhomme, Ingres, Sargent…
¿Te afectó
anímicamente todo el tema del cierre de tu tienda en Barcelona? Pasábamos
tiempos difíciles.
Pues la verdad es que no. Bueno, un poco sí, pero
la verdad no me gustaba el ritmo que estaba llevando la colección de moda que
hacíamos, así que el cierre de la tienda fue un poco como quitarme de encima
algo que me molestaba y no me dejaba concentrarme en las cosas que realmente me
gustaban. Mi vida profesional siempre ha sido muy plena, y en ese sentido el
cerrar la tienda fue como una liberación.
¿Cómo te han
tratado en Nueva York?
Pues muy bien. NY me encanta, aunque también se ve
su lado oscuro. A pesar de ello creo que es la ciudad más fascinante del
planeta.
Decías por
ahí que te cabrea no que te copien, sino que te copien mal. Tú tienes un
mensaje entre líneas en gran parte de tu obra editorial o personal, menos
comercial, crítica. ¿Piensas que toda aquella gente tiene un entendimiento
rudimentario de lo que sucede a su alrededor respecto a la sociedad y nuestro
tiempo?
Pues imagino que sí. Al final lo que nos hace
diferentes no es la técnica, sino el mensaje que ofrecemos al mundo. En ese
sentido creo que yo he aportado algo a la comunicación a través de la
ilustración, un punto de vista… eso es lo más difícil de copiar
(afortunadamente).
¿Por qué
crees que a la gente le cuesta tanto investigar para tener un lenguaje propio,
algo importante y personal que decir?
¿Por qué cuesta trabajo? Honestamente, la gente es
muy vaga, muy perezosa. Lo difícil es ponerse a investigar, a sacar
conclusiones.
¿De qué
forma entiendes tú la universalidad del lenguaje de la imagen?
¡Caramba, qué pregunta! Pues la entiendo precisamente
así, en su universalidad. Es fascinante como el ser humano no necesita palabras
escritas cuando hay una imagen comunicando un concepto. Somos entes visuales.
Tu
ilustración pese a ser crítica, suele ser amable, no es violenta. ¿Será que la gente está pasando por un tiempo
tan triste que anhela que sean amables con ella, que de cierta forma los traten
bien?
Puede ser, no sé. Siempre me ha salido así. Soy hijo
de la estética publicitaria de los 60 y los 70 donde todo se vendía con una
sonrisa y una cara bonita. Muy Warhol todo.
¿Qué opinión
te merece la belleza?
Un respeto absoluto. No me interesa la belleza
hueca de muchas editoriales de moda, me gusta la belleza auténtica, la que
comunica y que trasciende a su época. La belleza con personalidad, con
inteligencia y con estilo. Tengo el mismo respeto por el busto de Nefertiti que
por una foto de Steven Meisel.
¿Y la
estética?
Lo mismo. La estética define nuestra época y muchas
veces nuestra manera de pensar.
Hablemos de
ética. ¿Cuál es la ética que debiera tener un ilustrador, o que debiese
autoimponerse, si es que existe una?
Quizás el convencimiento de retratar una época, de
ser testigo de su realidad y de ser fiel al mensaje que quiere mandar al mundo.
¿Crees que
los ilustradores de hoy practican en general algún tipo de ética, o que son más
bien prostitutas de un mercado feroz?
¡Glups!, pues la verdad no me he puesto a pensar en
ello, aunque yo ese calificativo se lo daría más a los artistas que a los ilustradores.
Un ilustrador es por antonomasia un artista comercial, un artista que trabaja
por encargo, por lo tanto el concepto de prostitución podría aplicársele sin
ninguna connotación negativa. Yo creo que hoy en día son los artistas los que
más están cediendo sus valores a la comercialidad vacía.
¿Cómo
controlar aquello?, ¿Cómo lo haces tú?
A mí me encanta ser comercial por lo tanto no tengo
muchos prejuicios en mi cabeza.
Piensas que
la ilustración tiene hoy más importancia que hace una década atrás?, ¿Cómo lo
ves tú?
Igual sí… aunque yo creo que desde hace diez años
ya tiene bastante fuerza.
¿Qué sucedió
contigo dentro, en tu cabeza, en tu corazón, cuando viste tu primer dibujo
publicado?, ¿Qué sentiste?
Una ilusión enorme, ese primer momento en el que
abres una publicación y ves algo tuyo impreso, con tu nombre en pequeñito
acompañando el dibujo es algo irrepetible. Siempre estaré enormemente
agradecido a las primeras personas que confiaron en mi talento.
Supongo que
ya no, por tus años en el negocio, pero… ¿No sentías una suerte de vértigo al
ver algo tuyo impreso por ahí a la vista de la gente?, ¿No te ponías cerca o
detrás a escuchar qué decían?
La verdad es que no. En realidad no me gusta mucho
ver mi obra impresa (sé que es una contradicción, pero lo paso mal) entre mis
amigos nunca hablo de mi trabajo.
¿Para ti es
más importante la obra terminada, ese producto final o el proceso creativo
detrás de ella, o ambas?
La ilustración es un proceso creativo al servicio
de una idea, de un encargo, por lo tanto todo el proceso es importante. Yo
disfruto especialmente con la primera parte, la de la generación de las ideas,
los bocetos, etc.
Hay tantos,
tantísimos ilustradores Jordi encerrados en sus estudios dibujando y pintando,
sin cesar, intentando vivir de lo suyo, muchos sin poder lograrlo. ¿A qué crees
que se debe?, ¿A poca visión comercial?, ¿A poca altura de miras?... a ningún
artista le enseñan a ser empresario…
Qué difícil responder esta pregunta sin dañar
susceptibilidades. Hoy en día no sé si es posible hablar de genios
incomprendidos que nunca han tenido una oportunidad.
Por otro lado el mercado se ha masificado de
ilustradores y cada día es más difícil hacerse un hueco. Yo animo a todo el
mundo a viajar, a cambiar de lugar, a ponerse en contacto con agentes, con sus
revistas favoritas… ¡hay que soñar hasta el último momento!
¿Piensas que
la movilidad, de ciudades, de países, de culturas, es importante para la
creación personal?
Por supuesto. Como decía Diana Vreeland: “The eye
has to travel”, no hay otra. Viajar es alimento para el espíritu. No basta sólo
con conocer las cosas a través de internet, hay que pisar el terreno, oler
otros olores y hablar con otras personas. Viajar abre la mente, cuando viajas
ya nada vuelve a ser igual. El mundo se hace pequeño y comprensible.
Dices que
las críticas te parecen excitantes, también que te va la marcha con respecto a
eso. Supongo que debes tener una vida íntima y también intelectual muy rica
como para enfrentarse a todos esos dardos de forma amena… ¿Es así, o me
equivoco?
Sí claro, tengo una vida muy intelectual. Me paso
el día investigando, leyendo, viendo, escuchando, tocando… no tengo mucho
tiempo para dedicarlo a las críticas, la verdad.
¿Qué opinas
de la frase aquella que dice “A las cosas hay que darles la importancia que se
merecen, pero tampoco más importancia de la que realmente tienen”?
Me parece una frase genial. Todo es tan relativo… los
conflictos, las penas, los malos rollos…la gente debería soltarse un poco más y
ser más libre.
¿Cómo lo
haces para dibujar tus ilustraciones, bocetas primero, haces croquis previos o
te vas directo al papel?
Primero viene el boceto a lápiz o rotulador, eso es
lo que le enseño al cliente. Cuando el boceto está aprobado lo calco a lápiz en
una mesa de luz en una cartulina y entonces pinto encima con gouache. Siempre
repito el mismo proceso.
¿Sigues dibujando mientras hablas por
teléfono? (risas)
¡Jajaja! Sí, no puedo evitarlo, me encanta, me
relaja, a veces me evade de la conversación…
Cuando
hablamos del tema del “quemarse”, como varios han sentenciado en tu caso, ¿Cómo
lo haces para mantenerte?, ¿Cuál es tu fórmula?
¡Bufff! no lo sé. Supongo que mi voz sigue viva, no
lo sé. Este tipo de cuestiones se me hacen muy difíciles de responder. ¿Qué va
a saber uno mismo de eso? Yo me levanto por la mañana y me pongo a trabajar, no
sé, creo que sólo se trata de eso.
Muchos de
tus dibujos son muy cañeros, la fiesta in situ, con brillo y piel, lujo y
champagne, y otros en cambio, son pausados, tranquilos, sencillos. ¿Piensas que
la clave radica en mostrar todas las realidades posibles de la vida de las
personas y de sus distintos lugares en el mundo, la del mundo de luces y a su
vez del mundo íntimo, de puerta de casa para adentro?
Es que mi vida también es un poco así. Me encanta
la tranquilidad y el sosiego y la meditación pero también me encanta una buena
fiesta, y bailar en un club y acostarme cuando ya hace horas que amaneció. ¡La
vida tiene muchas posibilidades!
¿Cómo intentas
llevar tu vida desde ese punto de vista?
La vida es lo suficientemente larga como para que puedas
tener todo tipo de etapas: introspección, juergas salvajes, tranquilidad,
volver a tener mucha actividad nocturna… a mí me gusta mucho alternarlo todo. Ahora
estoy en un momento en el que noto que necesito volver a desfasar un poquito (Sonríe).
¿Hay un
reflejo de tu vida personal en tus obras?
Supongo que sí. Intento que no se note demasiado,
pero supongo que sí.
¿Qué opinión
te merecen los museos?
Pues me gustan pero me dan pereza. No sé explicarlo
muy bien… creo que me gustan más las galerías, están más vivas y todo es más
rápido. Los museos me amuerman un poco, enseguida me quiero ir.
¿Qué me
dices de meter las narices en tantas zonas distintas? Prensa, producción
industrial, puestas en escena, etc? Un verdadero océano azul…
Es que a mí me encanta poder entrar y salir de
tantos sitios, lo mismo que me encanta conocer a gente súper diferente. Mi última
aventura es el audiovisual. Ahora no puedo dar más datos pero pronto sabréis
más cosas (Sonríe).
A nivel de
medios de comunicación escritos, dónde tienes mayor libertas, ¿diarios o
revistas?
En revistas siempre puedes arriesgar un poquito
más.
¿Qué es para
ti la clase?
Ir por la vida con educación y respetando a los
demás. Viviendo y dejando vivir.
¿Y la
elegancia?
Sólo es elegante la gente que se quiere a sí misma,
la que se siente segura. La elegancia es algo que va más allá de lo físico, es
como dejar un rastro invisible. Yo no identifico la
elegancia con la moda, creo que es un concepto más espiritual.
¿Puedes
describirme en qué tiempos estamos viviendo?
Estamos viviendo los inicios de una época súper
loca en la que el culto a la imagen, la autopromoción, el deseo de gustar a
cualquier precio y la desaparición de la intimidad va a generar situaciones muy
pero que muy flipantes. No me gusta quejarme de los tiempos que corremos porque
eso te hace mayor. Odio la gente que dice “en mis tiempos blabla” mi tiempo es
ahora, es el que estoy viviendo, pero reconozco que lo miro todo un poco con la
ceja levantada ¡jajajaja!
¿Y cómo
debiera reflejar un ilustrador estos tiempos?
Haciendo su trabajo, dibujando esa sociedad, siendo
un espejo de ese tiempo. Contando como son las modas, los peinados, los
comportamientos, como son los sueños de la gente, los miedos, lo bueno y lo
malo. Un ilustrador debe filtrar la vida y devolverla en forma de dibujo.
Muchísimas
gracias Jordi. Encantado.
Ha sido un placer.
edited by yolanda muelas_
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