1.2.10

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::portrait by mr dietmar busse::



MRS
ISABEL TOLEDO



fashion designer_nyc_




Hace años una mujer me cautivó, con su imágen de Frida Kahlo postmoderna, cruzada de brazos sobre un taburete gigantesco mirando a su marido, quien le devolvía la mirada en una pose idéntica. Eran ambos cubanos, la imágen era una fotografía disparada por Karl Lagerfeld y los retratados, el matrimonio compuesto por Rubén Toledo, el ilustrador de moda mas prestigioso del mundo e Isabel Toledo, en ese entonces, directora creativa de la firma Anne Klein. Hoy, aquella mujer se ha convertido en la latinoamericana más poderosa de la industria de la moda, la misma que sería elegida por la nueva Primera Dama de los Estados Unidos precisamente, el día en que su marido, Barack Obama, asumiría las riendas del país mas importante del globo terráqueo. Ella es Isabel Toledo, a mi juicio, una mujer impresionantes. Igual de impresionante, el honor de dialogar con ella y robarle un poco de su tiempo y genialidad revolucionaria, a la cubana, como tenía que ser. Era un deber. Era un placer.

Michelle Obama es un espejo para la América negra, que afronta un futuro incierto con la necesidad de convertirse en un modelo positivo, consciente de que las desigualdades por temas raciales y las huellas de la injusticia presentes en el colectivo general no van a desaparecer por sí mismas. Con esa imágen; la primera dama se encontraba al lado de su marido Barack, con una presencia que respiraba dignidad, tolerancia, elegancia, una humilde sencillez y sobre todo, una sensibilidad inverosímil. Esa presencia mágica, que fue emitida por la totalidad de los medios de comunicacion escritos y audiovisuales y testificada por cientos de millones de personas que en un minuto dió la vuelta al mundo, era obra de Isabel Toledo, cubana, diseñadora y el rostro femenino de la nueva era de la moda internacional.



::image by mr thomas schroth::



No fue al azar. Aquel instante, fue para la memoria colectiva universal uno de los momentos mas emocionantes y sobrecogedores jamás vistos, e Isabel estaba detras de esa capitalización simbólica que quedara registrada en libros, compendios y enciclopedias. Fue Isabel Toledo la responsable de aquella percepción estética vital y su sentido e importancia era doble, por su connotación de primer orden, por ser una inmigrante, por ser cubana y por ser la diseñadora de la única mujer negra en ocupar ese lugar. Lógicamente, no podría pasar desapercibida, estaba escrito que su nombre, de ahora en adelante, seria también parte de la historia, de la vivencia misma de una nación, una sociedad y una época.

Entre Cuba y Estados Unidos existe una historia migratoria de más de siglo y medio, condicionada por factores tanto geográficos, como económicos, políticos, culturales y sociales. Cada cual inciden tanto al interior de la sociedad emisora como de la receptora de los inmigrantes cubanos. Resulta imposible penetrar en la historia estadounidense sin apreciar en toda su magnitud e importancia el rol jugado por la inmigracion en esa nación. El segundo lustro de los noventa del siglo XIX, marcó el descenso de la población emigrada cubana, cuando una parte importante de ésta regresaba a la isla a combatir por la independencia. Con el fin de la guerra se acentuó la integración de los inmigrantes cubanos a la sociedad norteamericana, cuya cifra no habia aumentado significativamente mas allá de las doce mil personas. Con el arribo del siglo XX se profundizó la tendencia emigratoria de Cuba, la que se convirtió en predominante a partir de la década de los treinta, con destino primordial: EEUU. En la década de los veinte y los treinta la integración de los cubanos en suelo americano radicó básicamente en sectores de trabajadores en busca de opciones laborales, quienes se establecieron principalmente en New Jersey y New York. No era de extrañar que Isabel, nacida en Cuba el 9 de abril de 1961, cuatro décadas después, siendo apenas una niña de ocho años se haya traslado con su familia a New Jersey para empezar su educación primaria.


Con la sombra de Fidel Castro en la tierra natal y ya ajena al aire de la revolución en la isla, Isabel estudió pintura, cerámica y diseño de moda en el Fashion Institute of Technology y posteriormente en la Parsons School of Design, ambas en New York. Conoció a Rubén, quien se transformaría en su marido en 1984 y principal colaborador, a quien ella define como «el principio», el elemento que existe en su nacer y cuyo entusiasmo tiene el importantísimo efecto de la creación. Empezó profesionalmente a los veinticuatro años en la industria de la moda, al principio como pasatiempo mucho antes de reconocer que aquello era una vocación. Según ella fue culpa de Ruben, que la lanzase a la moda por necesidad recien casados, confió en su talento, cogió prendas que había diseñado para ella, fue a unas tiendas en la gran manzana, tomo órdenes y el resto, según sus palabras, es historia.

Como dice Rubén Blades, «la vida te sorpresas, sorpresas te da la vida», aquél estribillo se trasladó a su propia vida, y el esfuerzo dió frutos, y jugosos frutos; un año después presentó su primera colección, que seguiría imparable hasta 1998, momento desde donde bajaría el ritmo de trabajo para presentar sus creaciones en formato bianual, siempre en etapas muy orgánicas con la libertad de existir en el mundo de la moda como lo que era: una artista. La evolución de su negocio fue un accidente del orden divino, con una trayectoria como diseñadora independiente en un mundo glamoroso sin ausencia de dificultades durante más de veinticinco años, en donde ha cultivado el amor por la creación y sus procesos personales. La responsabilidad siempre ha sido a su espíritu de creatividad, a ser sincera con sus pensamientos y a la libertad de poder comunicarlo. Como me confiesa entre risas, «Después de veinticinco años y suficientes canas, muchos esfuerzos, suerte y bendiciones, me siento afortunada de poder sentir entusiasmo por mi trabajo»; creí aquella confesión, igual que le creí la otra sobre sus gustos a la hora de verse con los amigos y tomarse unas copas «mojito, champagne y limonada!»

El año 2006, Isabel Toledo fue nombrada Directora Creativa de Anne Klein, rol que ejercería con una elegancia implacable durante un año, y como era de esperarse, los premios y las retrospectivas dedicadas a su figura en grandes centros artísticos y promotores no se harían esperar. Recibió el Cooper-Hewitt Design Award por su trabajo realizado el 2005 y dos años después debuto en el New York Fashion Week siendo aclamada por la crítica y recibiendo aquel mismo año el Otis Critic's Award, concedido por el reconocido Otis College of Art & Design. Asimismo, su relación con las artes visuales, junto a Rubén, han sido estrechas y prolongadas en el tiempo. Parte de sus piezas han sido exhibidas en las muestras «Interpretation: 20th Century Clothing and Illustration» en el Ohio Art Council/Ohio State University; «Isabel & Ruben Toledo: A Marriage of Art and Fashion» y «Spirals & Ellipses: Clothing the Body Three-Dimensionally» ambas en el Kent State University Museum y la retrospectiva «Toledo/Toledo: A Marriage of Art & Fashion» que circuló por diversos museos, centros y galerías americanas como el Fashion Institute of Technology, la Ben Maltz Gallery y el Otis College of Art & Design.


::image by fashion institute of technology museum_nyc::


«Hermana Habana, Hermana Nueva York, dos ciudades en una línea paralela» es la definición que me da Isabel cuando la hago elegir entre ambas ciudades, una frase preponderante, aun más en su caso siendo el estandarte de una transición que ha vestido de todos los colores y que ahora, esperemos, sea de un blanco puro, aquel que hubiese elegido Hemmingway a ojos cerrados. Una década antes de que naciera Isabel, se mantuvo un flujo de cubanos hacia Estados Unidos, producida en alzas y bajas acorde tanto a la situación interna del castrismo como a las políticas inmigratorias estadounidenses, con un sentimiento antinmigrante que actuó intermitente en el espectro migratorio en ese país. La migración cubana aquellos años, además de los sectores trabajadores, también estaba integrada por una pequeña masa de la población que contaba con algún recurso para salir del país y vivir en el exterior. El territorio norteamericano, se constituyo como el escenario predilecto de la burguesía cubana y los sectores medios de aquella sociedad para enviar a sus hijos a estudiar, pasar vacaciones y poner parte de sus capitales para estables pequeños y medianos negocios. Isabel es ejemplo de esta forma, que construyó al pasar de los años un amplio espectro de interrelaciones entre la sociedad norteamericana y la cubana. Las experiencias migratorias y las redes de parentesco existentes, se mezclaban y se mezclan con otros procesos en el orden subjetivo y con un intenso intercambio de pasajeros, asi como otras formas de atracción de la sociedad receptora hacia la emisora. Tanto Isabel como Rubén son hijos de este rigor histórico, razón por la que no me extrañaba ni sorprendía la respuesta de Isabel a la pregunta sobre el lugar del cual se sentía como humano «me siento cubana, pero vivo como una americana», sabiendo que habia sido el flujo de inmigrantes de un país atrasado a uno de los mas desarrollados en el mundo, donde existía una total y dictatorial dependencia económica y política del uno hacia el otro. Cuando nació Isabel, la población cubana registrada oficialmente en los Estados Unidos ya rondaba una cifra cercana a las ciento veinticinco mil personas incluyendo a los descendientes. Razón absoluta tiene la diseñadora cuando me intima que «los Estados Unidos se inventó por inmigrantes, somos un «collage» de culturas dispuestas a la innovación, sea por la necesidad para sobrevivir el cambio de nuestras raíces, o por el simple deseo de pertenecer a un mundo moderno»... sus palabras me estremecían, pero las entendia, porque las conocía muy bien como inmigrante, si bien no en aquel contexto histórico de connotaciones tan ortodoxas, si en su forma de resilencia. Me había sacado una buena sonrisa.

Tanto Isabel como yo, sabíamos perfectamente que la política inmigratoria que se establece para los cubanos, aplicaba abiertamente la categoría de refugio político. Como resultado surgió una presión migratoria crítica que se liberaba en una especie de válvula de escape que producía cada vez nuevos ciclos migratorio, siempre acorde a las situaciones internas en la Isla en todos estos años. Pero desde otro ángulo y trayéndolo a la actualidad, también sabíamos que el tratamiento a los inmigrantes procedentes de Cuba, resulta totalmente fuera de lugar en el contexto migratorio de Estados Unidos para fines del siglo que acaba de terminar. En la contemporaneidad, en el tema migratorio interviene también la politica de enfrentamiento por parte de Estados Unidos hacia Cuba, eso no es misterio para nadie, donde el bloqueo a la isla continúa siendo la principal arma y fuente de contradiccion, un factor que fundamenta la aplicación del refugio político para el inmigrante cubano, independientemente de que las causas y motivaciones de los actuales migrantes varíen abismalmente de las de hace cuarenta años atras. Volviendo a Isabel, merecido respeto me sugerían sus palabras cuando me afirmaba humildemente que el entendimiento y la tolerancia fuesen sus votos para la nueva época, nos reafirmaba a todo el globo terráqueo y a mi que no era gracias al azar que hubiese sido elegida por Michelle Obama para simbolizar un cambio en la percepcion universal de la nueva época de los Estados Unidos.

La historia, actualidad y tendencias futuras de la inmigración en Estados Unidos señores, como principal país de inmigrantes en el mundo, indica rasgos contradictorios. Sus exponentes maximos son tanto las formas de control de la inmigración, legal e indocumentada, asi como el crecimiento demográfico de las llamadas minorías en la sociedad estadounidense, cuyo caso más evidente es el de los hispanos, donde la minoría de origen cubano, si bien no ocupa un espacio importante en cuanto a cifras se refiere, representa una fuerza de vital consideración. La existencia del enclave del sur de Florida y sus formas de inserción en el sistema público norteamericano la tipifican en todo el amplio sentido de la palabra.


::image by mr ruven afanador::
Podemos, con todo esto, entender que Isabel sea una mujer que viva y deje vivir, con una sed y pasión por la creatividad sin límites, la que nace y se gesta en profundas situaciones de crisis y adversidades. Las informaciones sobre su figura y trayectoria no estan al alcance de cualquiera, basta escribir su nombre en los buscadores mas eficaces puestos a disposicion por las nuevas tecnologias para encontrarnos con vagas informaciones pero un ejército de imágenes, porque al final es el trabajo lo que debe verse, no ella a modo de personaje y es así, porque su recelo por la propia intimidad es algo que Isabel Toledo se ha dedicado a proteger con una increíble intransigencia, a mi juicio, digno de una dama, aquellas de verdad que hoy tanto trabajo resulta encontrar. Es paradójico que al mismo tiempo, su nombre aparezca escrito de forma monumental con letras mayúsculas en las instituciones académicas de avances tecnológicos e I+D mas respetadas del suelo americano, espacios en donde a través de su obra refleje y defienda el origen mismo del oficio artesano, lo regale con solidaridad como un importante referente, espalda con espalda con su marido, situacion que más sonrisas me sacaba con su diálogo, un dialogo sobre aspectos sencillos, sobre detalles aparentemente simples, que por sus mismas caracteristicas, se vuelven en sus labios el significado mismo de la más exquisita universalización, por ende, reconocible para todo y cada uno de los seres humanos. Humanidad, es la palabra exacta que configura su imagen como mujer, como artista. La misma que sintió Isabel al conocer a Michelle Obama, según sus propias palabras, «Una mujer de mucha humanidad. Los Obama tienen el don escaso en el mundo moderno de poder escuchar y sentir» y es que, humildemente, sólo a una mujer como ella podría asociarse aquella aseveración.

Sabiduria, otra palabra, gruesa palabra. Sabiduría es la capacidad de saborear bien las cosas, de captar su íntimo secreto. Según José Antonio Marina, la sabiduría es la gran creación de la inteligencia, y hay que pensar muy bien en esto, porque la idea que tengamos sobre lo que es la inteligencia va a determinar gran parte de nuestra educación y de nuestra cultura. Aquella reflexion de Marina podría asociarse inmediatamente a Isabel Toledo, esa mujer que cuando le pregunté si creía en Dios; me respondió que si, que creía en todo lo bueno e ignoraba todo lo malo, esas eran sus palabras, de aquella cuya representacion ideal de la belleza es Eva, desvestida con naturaleza, aquella que piensa que su experiencia debe de tener mucho en común con la de cualquier artista donde se encuentre, aquella misma quién me dijo que la diversidad de opiniones es la corriente más fuerte y dominante entre el diálogo creativo y cuyo sueño es vivir en uno de los sueños de Pedro Almodóvar. Después de haberla conocido y escuchado, ahora entiendo por qué años atrás, aquella foto disparada por Lagerfeld me cautivó.
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